25.9.11

Doble yema

Hay normalidades que quiero tanto. Tanto, como abrazar un oso de peluche en la infancia.
Por ejemplo, la brisa del domingo al sol en la cara, la siesta con el gato en la axila, o la noche con árboles en la ventana.

Pero algo ignoto me impide fluir hacia arriba, flotar. Una sutil cáscara, un invisible huevo, me traba.
Sin embargo, estas mismas palabras, aquellas normalidades deseadas y las que vendrán: confío en ellas. Oigo o imagino un resquebrajamiento en ciernes.



 

3 comentarios:

Flor dijo...

Hay que confiar, Princess. Se extrañaban sus reflexiones por acá. Qué bueno que volvió a escribir en su blog.

Principito dijo...

Los resquebrajamientos son necesarios...
Sí, mi comentario un poco flaco pero tenga en cuenta que hoy estoy volviendo a la blogósfera luego de 1 año de incómodo silencio.

Principito dijo...

Che, dele... pongase a postiar algo pongase.