31.1.05

Blam!

Vivir en el centro de esta ciudad es muy indicado para los seres anónimos que escapan al cine un domingo por la noche, sin plan fijo, tan solo huyendo de la rutina de comer fideos con manteca y lavar los platos.

Es muy propicia esta ciudad, aún más si llueve a cántaros y el ser en cuestión no tiene paragüas, y camina unas diez cuadras empapándose, pero sin bronca, tratando de revivir su espíritu lúdico.

Y ya a principios de febrero, el demonio de san valentín ataca desde las vidrieras, y el ser se lamenta de un febrero sin semillas, un febrero tan anónimo como las pequeñas ventanas bandoleras de su edificio.

Pero se dice: es todo una mentira. Y se desliza por el asfalto pringoso con su vientre vacío a cuestas, pensando interminablemente en cómo se le cierran siempre las puertas, así: frente a su nariz. Así: como burla del destino desatino. Así: sin explicación ni glosa.

Blam!

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